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06 April 2015

El Centro Asistencial San Juan de Dios de Málaga impulsa la autonomía de los pacientes con patologías mentales graves y persistentes


El Centro Asistencial San Juan de Dios de Málaga, especializado en Salud Mental, promueve programas para favorecer la autonomía como método más adecuado para tratar y frenar el deterioro progresivo que sufren los pacientes con patologías mentales graves y persistentes.

Este centro puso en marcha, ya hace casi una década, el Módulo de Alta Dependencia para atender a personas con patología mental grave y persistente, que presentaban, además, mayor grado de deterioro cognitivo, funcional y/o emocional.

Desde la Unidad de Rehabilitación en Salud Mental se detectó que existían pacientes con enfermedad mental que necesitaban mayor atención y terapias más específicas y personalizadas que las estándares para tratar déficit más complejos. Melquiades León, psiquiatra y coordinador médico del Área de Salud Mental del centro malagueño, explica que comenzaron a detectar pacientes más desubicados que los demás, con una conducta muy desorganizada y que necesitaban un apoyo especial.

 El perfil de los residentes y usuarios que se integran en este módulo del Centro Asistencial se sitúa en torno a los 45 ó 50 años y presenta una larga evolución de enfermedad. No obstante, como añade el doctor, cuentan también con casos de personas más jóvenes que presentan ya alto grado de deterioro. Aunque estas patologías no son coincidentes con las de personas mayores, sí presentan síntomas que se podrían asemejar al deterioro de una demencia. “Son personas a las que les cuesta mucho expresar las emociones, con dificultades cognitivas para elaborar un discurso lógico, con una desorganización conductual, con problemas para desarrollar el pensamiento mediante el lenguaje y con un importante deterioro en actividades básicas de la vida diaria”, explica el doctor León.

El Módulo de Alta Dependencia cuenta con un equipo de psiquiatras, psicólogos, enfermeros, auxiliares y monitores que llevan a cabo un trabajo interdisciplinar e interprofesional. María Victoria Molina, psicóloga de San Juan de Dios, explica que “los resultados que conseguimos con los pacientes, ya sea frenar o retrasar la progresión de ese deterioro, no serían posibles sin una intervención de todo el equipo coordinada, continua y transversal”.

La actividad terapéutica ha de estar en sintonía con la actividad asistencial, de manera que una terapia en la que un psicólogo les haga practicar habilidades de la vida diaria no serviría si un auxiliar de enfermería viste al paciente para ahorrar tiempo, pues lo que se pretende es que mantengan de forma autónoma estas capacidades y habilidades el máximo tiempo posible. Por este motivo, la implicación de los profesionales, la constancia y la empatía de los mismos son determinantes en la evolución de estos pacientes, pues “los profesionales en Salud Mental no podemos ver una enfermedad mental, sino a una persona, por lo que el equipo trabaja desde la cercanía y la implicación de todos los miembros”, advierte el psiquiatra.

 Programas enfocados al mantenimiento de sus capacidades

El objetivo fundamental de este módulo de Salud Mental es que los residentes y usuarios alcancen el mayor grado de autonomía posible, de manera que todas las actividades van encaminadas a practicar y mantener las capacidades y habilidades que les son útiles en la vida diaria. Para ello, el equipo de este Centro de San Juan de Dios desarrolla programas muy concretos y adaptados a las necesidades de los pacientes.

Uno de los últimos programas incorporados es el de Fotobiografía, en el que la participación de los pacientes es activa, pues hacen un recorrido por sus vidas mediante fotografías, de manera que son capaces de reconocer los lugares en los que crecieron, a sus familiares y hasta a sus mascotas cuando ven las imágenes. “Con este tipo de terapias se avanza mucho a nivel emocional, pues si bien es cierto que al principio alguno de los pacientes no sonreían, después de estos ejercicios muchos comienzan a mostrar expresiones gestuales, y esto supone una experiencia muy gratificante para ellos y para nosotros”, resalta María Victoria.

Otro de los programas es el de Habilidades Sociales Básicas, mediante el que, más que dotarles de competencias sociales, se busca mantener aquellas habilidades útiles para el desarrollo de sus vidas, como saber dirigirse al médico cuando algo les duele, realizar las peticiones y solicitudes que necesiten, saludar a los demás, saber que han de ir al comedor cuando tengan hambre, etcétera.

El programa de Rehabilitación Cognitiva grave les permite ejercitar la orientación, la memoria, el razonamiento y el lenguaje mediante actividades y ejercicios que los profesionales van renovando progresiva y constantemente. Todo esto se completa con las actividades fuera de itinerario, como pueden ser salidas a la playa, meriendas fuera del centro y todo lo que implica la actividad de asistencia en el día a día de los residentes y usuarios.

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