Llevar una alimentación saludable en la que se reduzca el consumo de
carne y se apueste por alimentos de proximidad no es solamente útil para
mejorar nuestra salud y nuestra calidad de vida, sino que además sirve para
frenar el cambio climático. Esta es la conclusión que se recoge en el Cuarto
Observatorio de Salud y Medioambiente de DKV, titulado “Bueno para ti, bueno
para el planeta”, en el que se explica que introducir modificaciones en
nuestra dieta es una de las maneras más efectiva de frenar las emisiones de
gases de efecto invernadero a nivel individual.
Uno de los datos que más llaman
la atención del estudio es el impacto que tienen las distintas dietas en el
medio ambiente, calculado en base a los kilogramos de CO2 generados al año. Y
es que la dieta carnívora genera 6.700 kg de CO2 anuales, frente a los 190 de
una dieta vegetariana, lo que supone un impacto 35 veces mayor.
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