La desnutrición
crónica y aguda, endémica en algunas zonas del planeta, es un agente clave en
el contagio y propagación de enfermedades infecciosas y oportunistas debido a
la deficiencia de nutrientes en el organismo y, por tanto, al debilitamiento
del sistema inmunitario.
Cómo atajar este tipo de problemas
sentando las bases de una nutrición comunitaria que impulse herramientas
adecuadas para reducir las tasas de desnutrición y las dolencias subyacentes,
es el objetivo del III Congreso Mundial de Nutrición y Salud Pública que se
celebrará del 9 al 12 de noviembre en las Palmas de Gran Canaria y que reunirá
a más de 1.500 especialistas en la materia, de 90 países diferentes.
“La desnutrición no sólo
afecta a la talla y al peso, también al sistema inmunitario debido a la ingesta
deficitaria de nutrientes, calorías y proteínas. Tanto es así que en los niveles
agudos de malnutrición se incrementa el riesgo ante dolencias oportunistas
respiratorias, intestinales o tuberculosis, entre otras”, explica el
Prof. Dr. Lluìs Serra-Majem, Presidente del citado Congreso, Catedrático de
Medicina Preventiva y Salud Pública y Titular de la Cátedra UNESCO de
Sistemas de Salud de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
La malnutrición debido al déficit
severo de calorías y proteínas reduce los niveles de linfocitos y leucocitos
debido a una atrofia del Timo”, subraya el Prof. Dr. Serra-Majem.
“También se afecta la activación del complemento que impide que los macrófagos
engullan y eliminen a determinados patógenos”.
Menos mortalidad gracias a la
nutrición comunitaria
“Entre el 35 y el 40% de los casos
de muerte antes de los cinco años tienen como causa la desnutrición crónica”,
apunta el Prof. Dr. Serra-Majem. “Cuando la desnutrición llega a hacerse
crónica, la inmunidad frente a enfermedades infecciosas como el Ébola, la
malaria, el SIDA o la gripe, u otras dolencias como tuberculosis, diarreas o
enfermedades respiratorias, se reduce y a la vez se multiplica el riesgo de las
complicaciones que pueden llegar hasta la muerte, incluso disminuye la
efectividad de las vacunas”.
Aunque las cifras de mortalidad causada
por desnutrición continúan estando en cotas elevadas, en los últimos 20 años se
han conseguido reducir desde el 53% hasta el 35-40% actual gracias a las
mejoras sanitarias y económicas en algunas regiones. “De todas formas, y debido
a la crisis en la que estamos sumidos actualmente, este porcentaje podría
volver a incrementarse por los retrocesos sociales, sanitarios y económicos que
se están viviendo en varios países”, concluye el Prof. Serra-Majem.
Más de 1.500 profesionales de 90
países
El III Congreso Mundial de
Nutrición y Salud Pública también dará cabida a las novedades más
significativas en epidemiología nutricional, los alimentos funcionales, la
nutrigenómica o los nuevos indicadores de la desnutrición. “La prevención ha
dejado de tener como objetivo principal la consecución de mejoras en la higiene
o los programas de vacunación, para centrarse en la búsqueda de soluciones que
abarquen las distintas facetas etiológicas de los actuales problemas de salud
como la obesidad, la malnutrición, las enfermedades cardiovasculares, el
deterioro cognitivo o el sedentarismo, entre otras”, apunta el Prof. Dr. Javier
Aranceta, profesor asociado de Medicina Preventiva y Salud Pública y de
Nutrición de la Universidad de Navarra, así como presidente del Comité
Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC)
Como prolongación de este evento
internacional, del 29 de abril al 2 de mayo se realizará un post congreso en
Gambia donde se están llevando a cabo varias actividades de cooperación para
luchar contra la malnutrición a través de la ONG Nutrición sin Fronteras,
también dirigida por el Prof. Dr. Lluis Serra-Majem.
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