Las vacaciones de verano
suponen, por su duración, una ruptura en el ritmo vital de los niños y una
pérdida de la disciplina en los horarios, la alimentación y las actividades
escolares. Según explica José Luis Díaz
jefe de pediatría de Hospital Quirón Campo de Gibraltar, el retorno a la
rutina escolar, al igual que a los adultos la vuelta al trabajo, puede suponer
un duro trance para nuestros hijos, dependiendo, eso sí, de la personalidad de
cada uno. Por este motivo, los padres deben intentar que sea lo menos
traumática posible. Es importante retomar el hábito de los horarios de sueño y
comidas de forma gradual, adelantando media hora cada día la hora del
despertar, al menos una semana antes de que comience la actividad en el
colegio. De esta forma se irán adaptando a la nueva agenda sin gran esfuerzo. Mención
aparte merece el tema nutricional.
Por su parte, Daniel Cabo, especialista en endocrinología
y nutrición de Quirón Campo de Gibraltar,
nos aporta un decálogo de
consejos que nos pueden ayudar a que el trance a la rutina se haga de forma escalonada
y llevadera para los pequeños:
1) No saltarse nunca el desayuno. Así,
comenzarán el día con energía y podrá tener un buen rendimiento, tanto físico
como intelectual. Se recomienda que consuman un bol de leche (semidesnatada preferiblemente)
con cereales no dulces y una pieza de fruta.
1) Dormir 8 horas al día. Si no se
descansa bien durante la noche, no habrá un provecho ideal a lo largo del día.
2) Realizar actividades recreativas
durante todo el año (al aire libre si es posible), pues así el niño llegará a
casa con hambre y será más fácil que se coma lo que se le ponga en el plato.
3) Es trascendental que los padres
prediquen con el ejemplo. Si ellos no descansan bien, esto puede repercutir en
los pequeños; si no llevan unos correctos hábitos alimentarios, los niños
aprenderán a no seguirlos también. Es importante no utilizar los alimentos, o los
restaurantes de comida rápida, para premiar o castigar el comportamiento.
4) Elaborar un protocolo o unas pautas desde
que el niño se levanta (asearse la cara y las manos, vestirse, lavarse los
dientes, desayunar…) para fijar una rutina lo antes posible.
5) La instauración de los hábitos
alimentarios deberá hacerse de un modo progresivo. Incorporar verduras y frutas
en la dieta y retirar paulatinamente los helados y las golosinas.
6) Disminuir o descartar por completo la
ingesta de refrescos y zumos azucarados.
7) Recurrir a piezas de fruta fresca si
tienen hambre entre horas, ya que son una fuente de vitaminas y minerales.
8) Hacerles participar en la preparación
de la comida, para que la vean atractiva y divertida.
9) Asegurar una correcta hidratación.
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