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02 July 2014

Llevar gafas de sol de mala calidad es peor que no llevarlas


 En verano los ojos pasan muchas horas expuestos a una intensa luz solar, con la amenaza de los nocivos rayos solares, infrarojos y ultravioletas, que pueden provocar daños o agravar dolencias ya existentes. Federópticos recuerda que para protegerse es necesario disponer de unas gafas de sol de calidad, que cumplan la función para las que se adquieren. No basta con usar gafas de sol, sino que deben estar homologadas, ya que los cristales no adecuados, lejos de proteger la vista, pueden provocar graves afecciones. Federópticos recomienda que, para evitar riesgos, lo adecuado es acudir siempre en un establecimiento óptico especializado. Los cristales no testados por una autoridad sanitaria pueden provocar la aparición de lesiones maculares, al carecer de filtros para partículas luminosas -tanto iónicas como electrónicas- que tienen carácter tóxico. Para una persona no experta, es difícil distinguir entre un cristal “malo” de uno de óptica, ya que las gafas compradas fuera de un establecimiento especializado pueden llevar un sello falso de la Unión Europea.

Cuando una persona se expone al sol, su pupila se cierra como reacción a la luz excesiva, protegiendo al ojo. Si se usa una gafa de sol, la pupila se abre de nuevo al bajar la luminosidad, “confiada” en la protección que aporta la lente. Si la gafa no es de calidad y no cumple con su labor de protección, el efecto es el contrario al deseado, pues al dilatarse, la pupila abre una puerta a los rayos solares nocivos, que llegan al fondo del ojo.


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