Las
terapias biológicas existentes han supuesto un avance significativo en
el tratamiento de las enfermedades inflamatorias como la artritis
reumatoide (AR), la espondilitis anquilosante (EA), la artritis
psoriásica (APs) y la psoriasis (Ps). Sin embargo, la inmunogenicidad,
una respuesta del sistema inmune que consiste en la producción de
anticuerpos frente al tratamiento biológico, es una de las causas
conocidas de fracaso terapéutico de las terapias biológicas.
Integrar
la evaluación de la inmunogenicidad en las estrategias de gestión de
los pacientes tratados con terapias biológicas y tener en cuenta otras
opciones, adaptando el tratamiento de la enfermedad a las necesidades
de cada paciente en particular, podrían permitir un seguimiento más
personalizado y más coste-efectivo de la terapia, de lo que dependerá el
éxito terapéutico.
Con
el objetivo de reflexionar y compartir estudios y experiencias sobre la
relevancia de la inmunogenicidad para la toma de decisiones terapéuticas
en la práctica clínica, así como su implicación en el tratamiento
con terapias biológicas, Pfizer ha colaborado en el taller “Inmunogenicidad: de la teoría a la práctica clínica”
que ha tenido lugar en Alicante y que ha reunido a más de 50 profesionales en el campo de las enfermedades inflamatorias.
El doctor José C. Rosas,
Jefe Sección Reumatología del Hospital Marina Baixa de Villajoyosa, ha
reflexionado sobre la importancia de medir y monitorizar el nivel de
medicamento y el de anticuerpos.
Esta información puede ayudar a los especialistas a definir los
protocolos de optimización y las estrategias terapéuticas para elegir la
terapia más coste-efectiva.
“En
la práctica clínica, la monitorización del nivel de anticuerpos y de
medicamento nos permite conocer mejor la respuesta de cada paciente a la
terapia biológica y es una pieza más para la individualización
del tratamiento, con el que nos acercamos a la medicina personalizada”,
ha asegurado el
doctor Rosas.
Los
anticuerpos que se generan pueden ser neutralizantes (neutralizan la
acción del medicamento) o no neutralizantes. Los neutralizantes pueden
conllevar una serie de consecuencias muy importantes: pérdida de
eficacia
y seguridad, reacciones adversas y menor supervivencia al tratamiento.
“Si
en la monitorización se identifican anticuerpos neutralizantes en un
paciente en el que tratamiento no está funcionando, podremos valorar la
opción de cambiar a otra terapia biológica. En cambio, si no se
identifican anticuerpos, podríamos cambiar de diana terapéutica. De ahí
la importancia de monitorizar los niveles de medicamento y anticuerpos,
que nos da información que podemos utilizar para tomar decisiones en la
práctica clínica”, ha explicado el
doctor Rosas.
Se
ha demostrado que existen diferencias en cuanto al mayor o menor grado
de inmunogenicidad detectado entre las diferentes terapias biológicas
disponibles. Las variaciones que presentan estos tratamientos en cuanto
a su estructura, propiedades farmacocinéticas y mecanismos de acción,
podrían explicar las diferencias en la respuesta a estos inhibidores
que, en ocasiones, observan los especialistas en la práctica clínica
diaria.
Las
terapias biológicas que son más inmunogénicas producen más anticuerpos
neutralizantes, necesitando aumentar la dosis de fármaco para evitar la
pérdida de eficacia. El correcto estudio de los
niveles de anticuerpos antifármaco y de fármaco puede
conllevar un potencial ahorro de costes, tema que resulta fundamental
en los tratamientos biológicos. Es por ello que, según los expertos, a
la hora
de elegir el tratamiento más adecuado para cada paciente, hay que
estudiar y tener en cuenta la respuesta inmunitaria de cada uno.
Por su parte, la doctora Paloma Vela, adjunta a la Sección de Reumatología del Hospital General Universitario de Alicante, ha comentado que
“la inmunogenicidad es uno de los factores que pueden intervenir
en la supervivencia de un tratamiento. Se trata de un aspecto muy
importante para los pacientes porque si el medicamento no es efectivo,
el paciente no mejora”.
Sobre
la importancia de monitorizar el nivel de fármaco y de anticuerpos,
entre otros datos, para valorar la supervivencia de un tratamiento, la
doctora Vela ha comentado que “lo ideal sería poder definir a
priori qué perfil de paciente podría funcionar mejor con un medicamento o
con otro. Determinar el nivel de fármaco nos ayudará en la toma de
decisiones clínicas”.
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